sábado, 25 de agosto de 2012

Sobre la ciencia ficción y los mundos posibles

(La solidaridad humana) No se ha de alcanzar por medio de la investigación, sino por medio de la imaginación, por medio de la capacidad imaginativa de ver a los extraños como compañeros en el sufrimiento. La solidaridad humana no se descubre, sino se crea por medio de la reflexión (...)
Este proceso de llegar a concebir a los demás seres humanos como "uno de nosotros" y no como "ellos" depende de una descripción detallada de cómo son las personas que desconocemos y de una redescripción de cómo somos nosotros. Ello no es tarea de una teoría, sino de géneros (...)

Richard Rorty

Empecé a leer ciencia ficción de muy chica y a escondidas, robándome los libros de la biblioteca de mi casa. Estaban a mano y vaya a saber uno por qué al mundo adulto se le antojaba incorrecto que los pibes tuvieran acceso a esa literatura. A pesar de todo abrí la puerta y entré. Ahí estaban todos los mundos posibles a la espera de nuevos candidatos a una ciudadanía singular. Y todos sus creadores me saludaban con sonrisas amplias de bienvenida:"pasá tranquila piba que hay lugar".

Mucho tiempo después me apropié de palabras con sonido académico y pensé que montarlas alrededor de esos universos era -a veces todavía lo es- la mejor forma de defenderlos de los ataques de lo que penosamente se conoce como alta literatura.


Ilustración sobre el cuento Danaide mecánica. Corel Painter
Cuando pienso en mundos posibles pienso en la forma en que nos paramos frente a lo que consideramos diferente: la imagen más descomunal del Otro es la del que no pertenece a nuestro planeta pero al mismo tiempo la idea de Otro que subyace está en la especulación sobre las múltiples posibilidades de existencia de uno mismo. De eso se trata la ciencia ficción: de poner en jaque todo lo conocido y ver qué pasaría si...Hay un extenso abanico de respuestas, desde paranoides hasta utópicas, elija usted.

Bueno, sí, es muy Otro este y parece poco amistoso :)
Dibujado en Corel Painter
Si miramos así, en vez de abrir puertas lo que hacemos es rompernos la cabeza repetidas veces con el palo del rastrillo que pisamos sin querer, mientras el palo cambia de color y forma. Reciba el golpe que es saludable.

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